El juicio contra Gabriel Prato Ovalles, un hombre acusado de agredir sexualmente a una turista mientras le daba un masaje, tomó un tiempo considerable en la corte. El incidente ocurrió el año pasado en diciembre en un hotel, donde la turista había empleado sus servicios de masaje para relajarse.
Prato Ovalles admitió que ocurrió algo sexual, pero afirmó que sucedió con el consentimiento de la clienta, quien estaba de vacaciones con su esposo.
Durante el tratamiento, se reveló que él besó a la mujer, la tocó íntimamente e incluso usó sus dedos para penetrarla. Luego se desnudó y se subió encima de ella. Finalmente, decidió detenerse ya que solo quedaban cinco minutos de la sesión.
Su abogado presentó pruebas de que las cámaras del hotel mostraban que la mujer estaba muy tranquila después del masaje. Además, cuando habló con la policía, parecía tranquila y, según el abogado, el esposo parecía más agitado.
El hombre declaró que cuando su esposa regresó a la habitación, ella le dijo que no se sentía bien y fue al baño. Cuando salió, le dijo: “Necesito hablar contigo” y le contó lo que había sucedido. Inmediatamente alertaron a la policía.
Para el Ministerio Público, el delito está probado. Argumentan que Prato Ovalles abusó de su profesión y de la turista, dañando la reputación de la isla, que depende del turismo.
Teniendo en cuenta casos similares, el fiscal pidió al tribunal que lo declarara culpable y le impusiera una sentencia de cuatro años de prisión, junto con una prohibición de cuatro años para ejercer como masajista.
La denunciante y su esposo estaban presentes en la sala del tribunal. La mujer declaró que viajó dos mil millas para informar al juez que solo quería un masaje y no consintió en nada más.
El juez anunció que la sentencia se dictará en tres semanas.
