Resulta peligroso provocar a Dios

Las personas no debemos provocar la ira de Dios, por eso ninguno de nosotros debe tener un corazón malvado ni incrédulo que te aleje del Dios vivo.

Antes exhortaos  los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: endurezca por el engaño de pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos  firme  hasta el fin nuestra confianza del principio

Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación. (Hebreos 3:15-16).

Hebreos 3:11 dice: Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.

Cuánto tiempo más debe pasar para que la gente entienda que no debe provocar a Dios porque conduce a la destrucción.

En el tiempo de Moisés, había dos millones de israelitas en el desierto junto a Moisés, luego que Dios abriera el mar Rojo para que puedan llegar a la tierra de Canaan.

Ellos vieron la bondad de Dios todos los días pero murmuraban rebeldía y Dios les dijo que ellos no entrarán en tierra prometida (Números 14:26-29).

Hoy en día, después de siglos, todo nuevamente toma lugar, la gente sigue murmurando, continúa incrédula, rebelde y en abominación provocando a Dios.

Dios mandó a su hijo unigénito para que quien crea en él, tenga vida eterna, pero hay gente que rechaza el plan de salvación en su vida.

Lo más triste es que hay personas que mencionan el nombre de Dios, pero su pensamiento es de rebeldía, murmuración, falta de agradecimiento e incredulidad los tiene amarrados a tradiciones de idolatría que limita a Dios.

Las personas que se identifican así mismos como terroristas contra Dios, como terroristas espirituales quieren dejar los principios de Dios a un lado para vivir como ellos quieren.

Resulta doloroso ver un mundo con un corazón duro, buscando cambiar la Ley de Dios, eso hace provocar a Dios con pecado y abominación.

Ellos hacen todo lo qu esea posible par air contra la palabra, principio y voluntad de Dios (Romanos 1:18-32).

Cuando volvemos a casa con nuestra familia, es peligroso provocar a Dios con incredulidad, idolatría, santería y brujería. No olvidemos que un hijo rebelde contra su papá también provoca a Dios. 

Las personas debemos entender que cuando nosotros vivimos en pecado, murmuración, rebeldía, el espíritu de Dios se aleja de nosotros. Nuestro deber es seguir a Dios, pero cuando hay orgullo y dureza de corazón, falta de perdón en nuestra vida, eso provoca a Dios.

Por falta de perdón, mantenemos odios, provocamos a Dios, porque la palabra de Dios dice que si no perdonamos a nuestro hermano, Dios tampoco nos perdona.

La venida de Cristo Jesús será como un ladrón en la noche, por eso debemos parar de provocar a Dios. Dejemos nuestras rebeldías a un lado y abramos nuestro corazón; invitemos a Jesús que gobierne nuestra vida, nuestra casa y nuestra familia.

Pr. Marcel Balootje